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Preparar a los sistemas de salud para el futuro requiere políticas públicas basada en datos

La toma de decisiones y el diseño de políticas públicas basadas en experiencias aisladas o en la intuición, en vez de en hechos, ha contribuido a graves déficits y disparidades en los cuidados de salud en América Latina. La pandemia de COVID-19 agravó estos problemas existentes, como desafíos de infraestructura, fragmentación de servicios y limitaciones de recursos disponibles. Sin embargo, también nos ha dejado un aprendizaje claro: contar con datos relevantes y oportunos es clave para informar las decisiones de salud y asegurar que las políticas públicas respondan a las necesidades de nuestra sociedad.

Durante este tiempo de pandemia, hemos visto cómo varios países crearon soluciones digitales innovadoras respaldadas por datos. El Ministerio de Salud de Argentina, por ejemplo, estableció un sistema de vigilancia epidemiológica para diferentes virus respiratorios, incluyendo el COVID-19. Este monitoreo integral de la situación ayudó a detectar casos de manera temprana y brindar la atención adecuada  así como a informar la implementación de medidas de prevención y control de parte del gobierno para reducir el riesgo de contagio. Debemos aprovechar el espíritu de innovación en nuestra región para, no sólo encontrar soluciones a los problemas que enfrentamos hoy en día, sino también prepararnos mejor para futuras crisis sanitarias.

El poder de los datos

El uso de datos en la toma de decisiones tiene el potencial de convertirse en el cimiento de sistemas de salud sostenibles y eficientes, ya que aporta soluciones para las necesidades específicas de la población y nos ayuda a ser más efectivos en el uso de recursos. Una herramienta crítica de salud basada en datos son los registros de cáncer, que al recolectar y consolidar datos de pacientes, ayudan a definir y monitorear la incidencia de cáncer, investigar patrones de tratamiento y evaluar la efectividad de los esfuerzos de salud pública para prevenir la enfermedad y mejorar las tasas de supervivencia. Por ejemplo, según la publicación de Cancer Reports en la cual colaboré, el Registro Nacional de Cáncer de Uruguay ayudó a estabilizar e, incluso, disminuir la incidencia del cáncer de cuello uterino en un 20% entre 2005 y 2010.

Cuando se trata de planificar y diseñar políticas públicas de salud, contar con una base de datos significa poder entender y atender las necesidades de nuestros pacientes y sistemas. Una pieza fundamental es hacer un diagnóstico del estado actual de los sistemas de salud para poder comprender las fortalezas y debilidades que tenemos como región y a nivel país. Con esta información, podemos tomar decisiones y hacer recomendaciones con más seguridad para aprovechar los recursos que tenemos y, al mismo tiempo, fortalecer las áreas en las que hay deficiencias. 

Desafortunadamente, compartir aprendizajes e información no es una tarea fácil para los profesionales de la salud, políticos y tomadores de decisiones. Ante este contexto, el Índice de medicina personalizada de FutureProofing está acercando a los países de América Latina a colaborar y aprender unos de otros como nunca antes. El índice logró reunir a expertos, datos y perspectivas para crear una visión única de diez sistemas de salud en la región, que será de gran valor para desarrollar soluciones que nos acerquen cada vez más a la medicina del futuro.

Dónde estamos en la implementación de la medicina personalizada

La medicina personalizada abre nuevas puertas para los pacientes, impulsando decisiones clínicas certeras que mejoran su calidad de vida y el Índice de Medicina Personalizada nos ayuda a comprender que en Latinoamérica estamos bastante cerca en términos de capacidades tecnológicas para implementar la medicina basada en datos y evidencia del mundo real. En el índice, la región reporta un rendimiento constante con puntajes altos en tecnologías personalizadas, demostrando que hay un nivel suficiente de avances en dispositivos, aplicaciones, plataformas y estructuras de reembolso que ayudarán a impulsar la medicina personalizada. Además, de todas las medidas calculadas en el Índice, los países en la región obtuvieron mejores resultados en el desarrollo de iniciativas de digitalización de los servicios públicos, lo que es seña de la capacidad de digitalización en la región.

Sin embargo, la implementación de la medicina basada en datos depende en gran medida de la voluntad política de cada país y a nivel regional de poner en marcha los mecanismos que tenemos e implementar soluciones que aborden los desafíos que enfrentamos como región. Aún así, también será clave la colaboración  de los profesionales de la salud y las organizaciones de pacientes en este proceso para hacer de la medicina personalizada una realidad .

Recientemente, en la Fundación ISALUD colaboramos con el Movimiento Salud 2030 en el desarrollo de una mesa redonda con diversos expertos en salud para discutir planes para avanzar en la digitalización de los sistemas de salud de América Latina. Este es un ejemplo de que podemos trabajar juntos para potenciar el gran valor que ofrecen los datos para mejorar la calidad de vida de millones de personas.

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