Content

El camino hacia sistemas de salud resilientes en América Latina es digital

Buscar soluciones para los desafíos del presente es vital en situaciones de emergencia, como la pandemia de COVID-19; sin embargo, es una visión a largo plazo la que puede marcar la diferencia para contar con sistemas de salud resilientes y sostenibles, que pueden responder a las necesidades de los pacientes de manera consistente y efectiva.

La pandemia nos demostró que muchos sistemas sanitarios en el mundo no estaban preparados para hacer frente a una emergencia de salud pública de esta magnitud,  rebasando su capacidad de manera alarmante. En zonas en desarrollo, como América Latina, la falta de sistemas de atención primaria robustos y una infraestructura digital interconectada ha dificultado la atención y monitoreo de pacientes con COVID-19, así como el cuidado continuo de aquellos con otras enfermedades. Al mismo tiempo, los gobiernos no contaron desde un principio con datos de calidad sobre la propagación del virus para prever las medidas preventivas adecuadas, impactando a otros sectores más allá de la salud.

Justamente, el más reciente informe LEO de la OECD: Perspectivas económicas de América Latina 2020 muestra que la pandemia resaltó la brecha digital que aún existe en la región debido a las diferencias económicas y sociales. El contexto actual nos presenta una oportunidad para enfocarnos en lo que necesitamos a futuro e impulsar una transformación digital que, además de apoyar el desarrollo económico a largo plazo, promueva el bienestar de la población, refuerce las instituciones públicas y mejore la gobernanza.

La convergencia entre salud y tecnología digital

La tecnología es una herramienta valiosa para mejorar el acceso a servicios de salud y la calidad asistencial, así como para potenciar mejores resultados clínicos para los pacientes. En principio, el fortalecimiento de la infraestructura digital de los sistemas de salud ha permitido ir desarrollando sistemas de registro clínico electrónico ágiles e interconectados, aumentando la capacidad de recolectar y analizar datos para la toma de decisiones clínicas dirigidas a grupos de pacientes con características similares. 

Este modelo de cuidado se conoce como medicina personalizada, o medicina basada en datos. Utilizando factores como la genética, predisposición y respuesta terapéutica de los pacientes, la medicina personalizada se nutre de datos de la vida real para informar la atención médica. De esta manera, logra resultados más efectivos al dirigirse a las particularidades de cada caso y optimiza el uso de recursos de los sistemas de salud al evitar que las enfermedades avancen y requieran más atención o que los pacientes reciban tratamientos complejos que no responden a sus necesidades. Esta es la medicina del futuro, dejando atrás el abordaje de que un mismo tratamiento aplica para todos los pacientes de una misma condición.  

¿Cuál es el estado actual de los sistemas de salud en América Latina con respecto a la medicina personalizada?

El índice FutureProofing Healthcare, que evaluó este aspecto en 10 países de la región, encontró que la infraestructura destinada a recolectar y administrar información de salud, que permite la implementación de la medicina personalizada, tiene potencial para fortalecerse, tomando como modelo la de tres países: Chile, Costa Rica y Uruguay, los cuales han avanzado considerablemente.

Con respecto a los desafíos, el acceso y uso limitado de tecnologías móviles por parte de la población, así como la falta de sistemas de registros médicos electrónicos son dos de los más urgentes. Sin embargo, hay otro detonante esencial para su abordaje: políticas públicas, basadas en datos, que brinden agilidad y lineamientos transparentes para el manejo de información y habiliten la integración de soluciones digitales. Estas políticas son clave para permitir que los beneficios de estas soluciones y herramientas digitales lleguen a los pacientes y perduren. 

Los gobiernos deben entender sus necesidades a nivel macro y cómo un sistema de salud con una infraestructura digital sólida puede impulsar el desarrollo de un país, blindando el bienestar de la población. Es hora de comprender que el fuerte impacto económico de la pandemia sustenta la necesidad de inversión o reasignación de fondos para fortalecer los sistemas que son el frente de acción ante emergencias como la actual.

Para lograr este objetivo, el trabajo intersectorial es esencial. Los actores públicos y privados deben trabajar en conjunto para llevar más herramientas a la mesa, como investigaciones de la naturaleza del índice de FutureProofing Healthcare, fondos dirigidos y portafolio de soluciones que permitan entender las necesidades de cada país y definir el mejor camino para avanzar en cada caso, mientras se comparten los aprendizajes en un espectro transnacional.

Artículos Relacionados